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UNA LENGUA EXÓTICA

UNA LENGUA EXÓTICA

Durante muchos años, circuló una leyenda urbana que en la actualidad está totalmente desmentida.

Esta falsa idea consistía en que en la lengua de los esquimales había centenares de términos para referirse a la nieve. Dependiendo de una serie de factores (textura, posición, etc), se decía que los esquimales, a tenor de algunos supuestos estudios hechos por académicos norteamericanos, usaban una infinidad de palabras para describir todo tipo de matices del blanco elemento.

Pero se ha demostrado que esta teoría, que se mantuvo en pie durante muchos años, es pura fantasía. Es evidente que los inuits (término que ahora se utiliza para referirse a los esquimales) deben poseer bastantes recursos lingüísticos para referirse al elemento en el que pasan gran parte de su vida, como seguramente los tendrán los tuareg para describir la arena del desierto o los chinos para el arroz. Pero ni por asomo se llega a esa cantidad, como aceptan hoy la mayoría de lingüistas. Se elaboró esta teoría para mostrar lo exótica, variada y rica que puede ser una lengua de una cultura lejana, en contraposición a la “pobreza” de cualquier lengua de nuestro entorno. Y por lo visto se exageró un poquito, porque si no el asunto perdía toda su gracia.

Pero si nos atenemos a estos criterios a la hora de presentar una lengua como exótica y digna de estudio, no tenemos que andar muy lejos.

El español tiene ni más ni menos que 200 términos (palmo más, palmo menos) para describir el aspecto exterior de un toro. Atendiendo al color de su pelaje, su constitución corporal, su cornamenta y sus maneras, en español tenemos docenas de palabras con las que describir hasta el más mínimo detalle y el más leve matiz de un cornúpeta. Y aquí sí que no hay fantasía ni leyenda urbana que valga. Supongo que todas las lenguas occidentales juntas no pueden hacernos ni la menor sombra en este aspecto y que términos como zaino, berrendo, bragado, jabonero, ensabanado, mohíno, cárdeno, mosqueado, gargantillo, lucero, ojalado, rebarbo, semicareto, albardado, aldinegro, listón, lomipardo, calcetero, coliblanco, rabicano, astifino, marrajo o querencioso, deben ser bastante difíciles de traducir a lenguas como el alemán o el inglés (ni siquiera al francés, lengua perteneciente a un país con cierta tradición taurina).

Así que lanzo un llamamiento a los sesudos lingüistas de cualquier universidad yanqui o teutona, para que no se vayan a los polos ni a las junglas impenetrables para dar con una lengua exótica. Simplemente que se fijen en la nuestra, y en este inmenso caudal léxico. ¡Ah, y que se den prisa!... porque en unos años, y por decreto, puede que la mayoría de estos términos hayan pasado a mejor vida…

 

Con tiempo y con ganas, el que quiera puede echar un vistazo a esta dirección http://www.portaltaurino.com/ganaderias/tipologia/tipologia.htm (o a cualquier otra de temática taurina) y comprobar la veracidad de lo que aquí se afirma. Y si entre los lectores hay algún antitaurino, que me perdone, pero aquí estamos tratando exclusivamente de asuntos lingüísticos.

 

 

 

3 comentarios

TORO SOBRE MI MADRE -

A este toro despistado le sienta bien la fantasía helada De regreso al páramo mezquino, retozará feliz y un poco inquieto.

ESE TORO ENAMORADO DE LA TUNA -

Mola, hemos cambiado la celebración roja por el albero. Yo hoy me sentía abanta y querenciosa antes de la siesta, desparramaba un poco, como garapeante.
Mi favorita es “Pesar”: Estar en una querencia y no abandonarla, o defenderse tardeando y cortando la arrancada.

Lomiparda -

Linda estampa del toro mosqueado y semicareto al pie de los blancos tormosssssss de hielo. Vivan las lenguas EXÓTICASSSSSSSSSSSSS