Etimologías
Taxi Procede del apellido de la noble y poderosa familia de Baviera de los Thurn und Taxis, que ya en la Edad Media se especializó en transportar correspondencia, primero mediante palomas mensajeras y después por diligencias, tejiendo por media Europa un sistema de postas en el que la rapidez y la discreción estaban garantizados. El apellido procede a su vez del apellido italiano Torre e Tasso, pues una rama de esta familia, procedente de Bérgamo, cruzó los Alpes y se instaló en el sur de Alemania, germanizando su apellido. El miembro más ilustre de esta familia italiana fue Torquato Tasso, autor del poema Jerusalén Liberada, en el que narra la gesta de los cruzados en Tierra Santa. Fue tal la perfección en sus desplazamientos de personas, cosas y mensajes durante el Sacro Imperio Romano Germánico de fines del siglo XV, que casi todas las casas reales recurrieron a sus servicios, por lo que el emperador acabó por concederles un título nobiliario. Los taxis de hoy no sólo adoptaron su segundo apellido, sino también el color amarillo de su escudo (propio también del sistema de correos de muchos países, entre ellos Francia y España) y el emblema del cornetín. La Casa de Austria fue su gran valedora, concediendo a la familia Taxis el monopolio de las comunicaciones, y Carlos V, además de convertirles en nobles, los nombró Correos Mayores de Castilla. Pedigrí Del francés, "pied de grue", literalmente, "pie de grulla". En las cuadras de caballos inglesas era costumbre colocar en los registros genealógicos de la cría de caballos una marca formada por tres pequeños trazos rectilíneos, muy similar a la huella de una grulla. Los franceses lo llamaron así, pied de grue, y los ingleses (con su innata facilidad para los idiomas) deformaron su pronunciación dando pedigree, que se utilizó para designar el árbol genealógico de un animal de pura sangre, es decir, lo que ahora en castellano llamamos pedigrí. Histérica/o Del griego hyster, que significa útero. Según la teoría hipocrática de los cuatro humores, si se resecaba el útero –por falta de uso, entre otras causas- la mujer podía sufrir trastornos psíquicos que recibían el nombre de hysteria, consistente en dar gritos y hacer aspavientos exagerados. Es evidente que llamar a un hombre histérico es de lo más impropio, así que propongo a quien corresponda (ministra/o de igualdad o miembros/as de la Academia) que, por ejemplo, acuñen el adjetivo “prostático” para los casos análogos masculinos.
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Robert di Driver und Taxi di Niro -
talabartero -