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LLORAR COMO UN ETRUSCO

LLORAR COMO UN ETRUSCO

Todas las mujeres, todos los hombres y todos los niños etruscos tenían uno. Tenían un aspecto como este, un pomo de terracota o de cristal en forma de frasco que contenía un solo pimpollo de rosa seco. Los expertos les llaman con el rimbombante nombre de vasos lacrimatorios.

Cuando un etrusco lloraba, se llevaba el vaso hasta el ojo y recogía en él las lágrimas. Las lágrimas salen del alma, decían, es el alma que se funde, y por eso perder lágrimas era perder la propia alma. Después machacaban pétalos de violetas o de rosas para que las lágrimas tuvieran olor, hacían una especie de perfume con ellas, y usaban la poción para ungir a sus seres queridos y así entregar el alma por amor…

 

(Fuente: Un palacio en la Umbría, de Marlena de Blasi)

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